Los signos del amor.

La ecuación de Dirac
Esta es la ecuación de Dirac, y es la más bonita de toda la física. Describe el fenómeno del entrelazamiento cuántico, que afirma que si dos sistemas interaccionan entre ellos durante cierto periodo de tiempo y luego se separan, podemos describirlos como dos sistemas distintos, pero de una forma sutil se vuelven un sistema único. Lo que le ocurre a uno sigue afectando al otro, incluso a distancia de kilómetros o años luz.
Esto es el entrelazamiento cuántico o conexión cuántica. Dos partículas que, en algún momento estuvieron unidas, siguen estando de algún modo relacionadas. No importa la distancia entre ambas, aunque se hallen en extremos opuestos del Universo. La conexión entre ellas es instantánea.
Es lo mismo que ocurre entre dos personas cuando les une un vínculo que solo los seres vivos pueden experimentar. Es el modo en que funciona esta relación a la que llamamos AMOR.
Aunque las raíces místicas del signo infinito se remontan a las culturas tibetana e india, es más conocido por sus orígenes como una suma infinita en matemáticas. Proviene del latín infinitas, que significa “ilimitado”. El signo infinito, tal y como lo conocemos hoy en día, fue descubierto en 1655 por el matemático John Wallis. Wallis acuñó el término para que representara un número sin fin, que fuera infinito.
El infinito como representación de fuerza y amor eterno también se encuentra en la cruz celta, cuya forma inspirada en el signo infinito simboliza el amor espiritual. Por último, en la antigua cultura egipcia, el Uroboros muestra una serpiente mordiéndose la cola: es una representación de la relación entre el principio y el fin – uno no puede existir sin el otro, creándose así un círculo eterno.
El Infinito hoy en día
No es de extrañar que muchas organizaciones hayan adoptado el símbolo infinito, cuyas raíces encarnan el concepto de aquello que no tiene fin, de aquello que es eterno y por lo tanto indestructible, y utilicen esta representación de una fuerza duradera y resistente.
En la antigüedad se acostumbraba a mirar al Sol todos los días desde el mismo lugar y, tras registrar durante un año su posición, pudo observar que en su trayectoria dibuja una especie de 8, fenómeno conocido como Analema.
Lo que podemos afirmar es que el símbolo del Infinito o Lemniscate, está muy presente en nuestros días.
Si como muchos pensamos, la casualidad no existe, y sí la “Causalidad” quizá sea un símbolo más de la toma de consciencia de la nueva humanidad. Este es el maravilloso poder de los Símbolos, la Unión entre la Consciencia Colectiva y la Individual y aún mas Indudablemente asociado al número 8, si recurrimos a la simbología de este número encontramos que es un símbolo muy presente en diferentes tradiciones y culturas, con un significado equivalente:
- En Oriente encontramos los 8 pétalos de la flor de loto, o los 8 brazos de Visnú.
- Para el cristianismo el 8 representa la Resurrección mientras que para el martinismo es el número de Cristo.
- En Numerología el 8 alude a la Ley Universal de Causa y Efecto que nos dice “ A toda acción le corresponde una reacción en el mismo sentido y con la misma intensidad”.
- En el Tarot, representado en la carta de LA FUERZA nos indica la conquista sobre uno mismo, el empoderamiento de aquel que equilibra sus fuerzas internas enfrentadas.
El corazón
Este es el símbolo por excelencia del amor, ya que es el órgano del cuerpo asociado con este sentimiento, pues al ver a la persona que se ama, se agita y comienza a latir con más fuerza.
Se dice que los egipcios fueron los primeros en representar al corazón como fuente de los sentimientos. Ellos sabían que este órgano era de gran importancia y creían que ahí residía el alma y la mente; incluso pensaban que cuando uno moría, éste era sopesado durante el juicio final para saber si la persona había tenido buenos sentimientos y había llevado una vida virtuosa.
Otras versiones señalan que proviene de África, ya que los mercaderes negociaban con Silfio, una planta muy rara que ya se extinguió, la cual se utilizaba primero para condimentar los alimentos, pero cuando descubrieron que se podía usar como anticonceptivo, su venta se duplicó. Era una vaina que se parecía mucho a un corazón.
Por otro lado, más que una representación del corazón humano, los historiadores coinciden en que el origen del símbolo es vegetal. Desde el 3000 a.C. y hasta la Edad Media, la figura del corazón refería a las hojas de un tipo de hiedra muy longeva y resistente; era plasmada en vasijas, murales y tumbas para representar la vida más allá de la muerte. Cuando surgió el amor con cortejo como lo entendemos hoy, los amantes fueron representados junto a esta hiedra, cuyas hojas fueron cambiando del verde al rojo con el tiempo, para representar el amor eterno. A partir del Renacimiento, el símbolo fue perdiendo su origen vegetal para fundirse con la silueta del órgano humano, considerado por las culturas de Occidente como el núcleo físico de la pasión amorosa. Así, la trascendencia espiritual y la potencia física quedaron asociadas en un solo símbolo de formas sencillas y sugerentes, convertido en el símbolo universal del amor.
Cupido
Cupido o Eros es la palabra griega que significa “deseo”. Este personaje de la mitología helénica es el hijo de Afrodita, la diosa del amor y la belleza, y Ares, el dios de la guerra. Casi siempre es representado como un niño o un hombre que posee alas, con arco y flechas y en algunas ocasiones con un vendaje en los ojos para indicar que el amor es ciego.
En la mitología romana, Cupido representa el amor y sin duda alguna, es uno de los seres más conocidos en todas partes del mundo.
En la etimología griega, su nombre significa: deseos, ansias o pasión.
Existen muchas versiones acerca del nacimiento de Cupido, sin embargo, la más fiable proviene del poeta Simónides de Ceos. Según su versión, Cupido nació en Chipre, igual que su madre quien tuvo que esconderlo en el bosque, debido a que Júpiter quería acabar con Cupido, ya que estaba convencido de que su nacimiento traería catástrofe y caos para la vida en la Tierra. En el bosque Cupido fue amamantado y criado por ninfas, quienes lo crearon salvaje y libre. Su madre, quien no se atrevía a tenerlo consigo, le regala un arco y flechas con dos puntas, la primera era de oro, con la cual podía conceder el amor y la segunda era de plomo, con la cual podía difundir ingratitud y odio. Además se le concedió que ni dioses, ni mortales fueran inmunes a sus flechas.
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