El día de la boda de mi hermana.

Toda mi vida he estado rodeado de mujeres increíbles, pues en mi familia yo soy el único hombre pero el hermano menor, tengo dos hermanas y aunque fuera el pequeño, siempre las he protegido como nadie más. Mi hermana Mariana es la mayor de los tres, ella se fue a estudiar a Madrid donde conoció al amor de su vida Juan. Recuerdo el día que le propusieron matrimonio, a pesar de estas a miles de kilómetros de distancia, toda mi familia se emocionó pero yo sentí un poco de celos.
Es evidente que como hermano al principio sientas que nadie será digno para tus hermanas, pero con el tiempo asimile la idea de que Mariana estaba completamente enamorada y feliz por su boda. Es increíble compartir la felicidad con tus seres queridos por lo que les voy a contar la historia del día de su boda. Para todo esto, mi hermana se casó por el civil en España y por la iglesia en Cuernavaca en un jardín bellísimo acompañada de toda la familia.
Comenzamos el día con un desayuno en familia, de la emoción casi ni teníamos hambre pero estaba tan rico todo que aprovechamos para disfrutar de ese momento antes de que lo bueno empezará. Al terminar el desayuno nos dividimos, las mujeres se fueron a tomar fotos con la novia, a Mariana la terminaron de arreglar para que estuviera perfecta. Los padrinos de boda también nos fuimos a tomar fotos, después acompañé a Juan al hotel para arreglar el cuarto para empezar la luna de miel con el pie derecho, lo decoramos con pétalos, velas y rosas y la verdad quedó increíble.
Antes de la boda, como es tradición en mi familia, nos tomamos una copa de champaña para relajar los nervios, recuerdo voltear al reloj y ver que la hora en la que mi hermana se casaría se acercaba más. Caminamos hacia el jardín para dar inicio a la ceremonia, para ser sincero yo no lloro mucho pero la emoción de ver a una de las mujeres más importantes en mi vida, tan feliz y con un vestido blanco espectacular me ganó y las lágrimas empezaron a salir solas en el momento que se entregaron las argollas de matrimonio.
Sin duda, el clima fue perfecto, pocas veces había visto un cielo tan despejado y el sol en su máximo esplendor, fue como si la naturaleza supiera que ese día, dos enamorados se entregaban el uno al otro. Durante la fiesta la pase increíble, no dejaba de ver la mano de mi hermana con tan bella argolla de oro blanco, al final le di un abrazo a Juan, deseándole lo mejor y le pedí que siempre cuidara a mi hermana y para ser honesto, ansío el día en que me convierta en tío.
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