Una aventura, un concurso y una promesa de amor.

-Terrance y yo nos conocimos al comenzar la preparatoria. Junto a mi familia emigramos a EE.UU. debido al trabajo de mis padres, se presentó una oportunidad para cambiar la mala racha y mejorar nuestras vidas por lo que decidimos aventurarnos.
Terrance es lo que puede llamarse un “chico prodigio” sumamente todo en todo lo académico y lo científico, pero bastante tosco en lo emocional.
Cuando comenzamos la prepa yo estaba en el turno vespertino y él en el de la mañana. Un pajarito le contó sobre una chica linda e inteligente que comenzaba a destacar como la mejor estudiante de su turno, y eso despertó un interés por conocerme, al parecer nació en él un sentimiento de rivalidad. Un día decidió quedarse hasta tarde y buscarme directamente sin el más mínimo rodeo, por lo que pregunto por mí con los maestros e incluso con los demás estudiantes, buscando y preguntando por la joven más destacada del turno… Yo.
Al dar conmigo lo note muy sorprendido. Quizá esperaba a una chica con look intelectual, recuerdo que tiempo después me contó - Aquel día quedé completamente enamorado de ti - eso me hizo reír mucho, porque reflejó lo confundido que estaba en aquellos días.
¡Hola! ¿Conoces a Lucía? respondí - Sí, soy yo, su expresión fue un tanto rara y susurro “Que bonita”, pregunté ¿por qué me buscaba? y solo dijo; Para nada en especial, solo tenía curiosidad, se alejó con la cara roja y completamente apenado.
Desde aquel comenzó a dar excusas con su familia para quedarse hasta tarde en la prepa, se inscribía en todos los concursos en los que competía con todo su esfuerzo y habilidad, por lo que nació en mí un interés por ser su amiga. Para segundo año era frecuente vernos estudiar juntos, por lo que en tercero fue inminente el inicio de nuestro noviazgo… Aunque él no lo noté, pensó que solo era una extensión más profunda de nuestra amistad.
En la universidad entramos a la misma carrera medicina y nuestro romance floreció, ni siquiera había terminado el primer semestre cuando supe que seríamos el uno para el otro, nuestra confianza y nuestra relación eran tan fuertes que me tomé el atrevimiento de hacer un broma que era más bien un propuesta de compromiso…
Con la excusa de ir a tomarnos una foto formal, lo convencí de arreglarse para ir al registro civil y casarnos de sorpresa, al llegar le confesé cual era realmente la idea y por supuesto que acepto, aunque no se sentía del todo cómodo con no haber pedido mi mano y juro que me lo compensaría después.
Una semana después ganó un concurso y con su premio me compro el perfecto anillo de compromiso para mí. Me llevó a desayunar a la cafetería central del campus, me mostró un bolso rosa nuevo que aseguraba era ideal para mí y quería que lo usará desde ese momento, así que lo abrí para comenzar a colocar algunas cosas en él, noté una cajita color hueso, aterciopelado y con detalles en rojo, al abrirla descubrí dos hermosas argollas de compromiso…
Al abrir la caja dijo; si estamos casados creo que lo mejor es que podamos compartirlo y mostrarlo sin el mayor reparo. Te amo mucho y te prometo que siempre daré todo de mi por hacerte feliz, mi bonita amante y rival. Aquel día le dimos la noticia a nuestros padres, encontramos un lugar cerca del campus donde comenzar nuestra vida de casados.
Hace 10 años del primer día que nos conocimos y 7 como esposos, y la verdad es que nos sentimos llenos de felicidad y siempre la pasaremos increíble.
Sin duda una de las mejores historia de amor que nuestros seguidores nos han contado, viajar a un nuevo lugar por mejorar y descubrir al amor de tu vida en esa travesía parece obra del destino. En Amore Mio! esperamos que esta historia inspire a nuestros enamorados a dar el siguiente paso y vivir una gran historia de amor.
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